Medea estaba llamada desde la cuna a practicar las artes mágicas: es hija del rey de la Cólquide, Eetes, y de una Oceánide, aunque a veces se le atribuía por madre a Hécate, sobrina y esposa del propio Eetes y patrona de las magas y hechiceras, a las que se aparece a veces con forma de animales diversos o con una antorcha en la mano. Expertas en magia son, también, sus tías Circe y Pasífae. Apolonio de Rodas la convierte en sacerdotisa de Hécate.
E. de Morgan, Medea, 1889 |
Aunque existen numerosas variantes sobre cuáles fueron las circunstancias en las que conoció a Jasón cuando llegó a Eea, en la lejana Cólquide, en busca del vellocino de oro, se enamoró de él y a cambio de la promesa de convertirse en su esposa, le ayudó a salir con bien de las pruebas que el rey Eetes había impuesto al joven griego para entregarle la preciada piel: Jasón debía uncir, sin ayuda de nadie, dos toros de Hefesto con pezuñas de bronce que exhalaban fuego, arar con ellos un campo y sembrar los dientes del dragón de Ares, de los que Jasón no sabía que brotarían hombres armados con intención de matarle. Medea le proporciona a Jasón un ungüento para su cuerpo y su escudo que les hará invulnerables al hierro y al fuego durante un día entero, y le advierte que no debe enfrentarse a los feroces guerreros, sino tirar desde lejos una piedra en el centro del grupo, de manera que, irritados unos contra otros, se matarán entre sí.
Jasón realiza las pruebas con éxito, pero Eetes se niega a cumplir su promesa y decide incendiar la nave Argo y matar a los Argonautas. Mientras, Medea ha llevado a Jasón al lugar en el que se encuentra el vellocino y ha adormecido con sus sortilegios al insomne dragón que lo custodiaba, y huyen en la nave llevándose como rehén a Apsirto, hermano de Medea.
Algunas versiones del mito afirman que la propia Medea mató y despedazó a su hermano para que su padre, que los perseguía por mar, se retrasara recogiendo los restos para enterrarlos; otras, no mencionan rapto alguno y atribuyen el asesinato a Jasón. En cualquier caso, Zeus se enfada por la muerte de Apsirto y los Argonautas tienen que acudir junto a Circe para que los purifique del crimen. Ella lo hace y habla con su sobrina, pero se niega a acoger a Jasón en su palacio.
Después de numerosas peripecias, perseguidos aún por los enviados de Eetes, ya en la isla de los feacios Jasón debe cumplir la promesa de casarse con Medea, para no tener que devolver la hija soltera al padre. De paso por Creta, Medea emplea sus artes mágicas para enfurecer a Talo, el gigante de bronce construido por Hefesto que guardaba la isla, invulnerable en todo su cuerpo, excepto en una vena en el tobillo, que se desgarra contra una roca y provoca su muerte.
Llegados a Yolco, la tierra de la que Jasón debía ser rey, Medea se venga de Pelias, tío de Jasón y usurpador del trono, que le había enviado en busca del vellocino de oro con intención de librarse para siempre de él: prepara un caldero con agua hirviendo y ciertas hierbas, introduce en él un carnero viejo descuartizado y lo saca convertido en un corderito (según Ovidio, rejuvenece a Esón, el padre de Jasón). Las propias hijas de Pelias intentan devolver la juventud a su padre de la misma manera, sin conseguirlo, por lo que Jasón y Medea son desterrados de Yolco y van a vivir a Corinto, donde tienen hijos y pasan unos años tranquilos hasta que Jasón decide repudiar a Medea y casarse con la hija del rey Creonte.
A. Mucha, cartel para Medea |
Cuando algún tiempo después el joven Teseo se dirige desde su Trecén natal a Atenas en busca de Egeo, el padre a quien no conoce, Medea se dispone a envenenarle en un banquete, bien por propia iniciativa, bien por temor de Egeo a que le arrebaten el trono. Sin embargo, el rey reconoce a su hijo al ver la espada que había dejado para él antes de nacer como señal para un futuro reconocimiento y expulsa a Medea de Atenas.
Ella regresa con su hijo a su tierra, a la Cólquide, se reconcilia con su padre y le devuelve el trono que había usurpado su tío, Perses. Medo dará el nombre a Media.
Pero las leyendas sobre Medea difieren en muchos aspectos, y en especial las relacionadas con el final de su hijo o hijos. En sus Naupácticas, Cárcino afirma que el hijo de Medea había sido despedazado por una leona en la isla de Corcira, y Pausanias relata, en su Descripción de Grecia, que en Corinto se enseñaba la tumba de los hijos de Medea muertos a pedradas a manos de los corintios por su intervención en la muerte de la princesa Glauce. Finalmente, Estáfilo convierte a Medea en la causante de la muerte de Jasón, al que había invitado a acostarse bajo la popa de la nave Argo, que ella sabía que estaba a punto de hacerse pedazos a causa del paso del tiempo, cosa que efectivamente ocurrió.
Medea no murió. Ella no era una mortal cualquiera. Marchó a los Campos Elíseos, donde algunos dicen que se casó con Aquiles.
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