martes, 31 de octubre de 2017

Si quieres vender o alquilar tu casa, entierra bien a los muertos

        En estos momentos en que tantos jóvenes y no tan jóvenes se preparan para disfrutar de una terrorífica noche de Halloween, queremos recordar cuál es el origen de nuestra actual representación de fantasma con cadenas que aterroriza a los vivos con su inquietante aspecto y no deja dormir con sus ruidos.


      Cuenta Plinio el Joven en una carta a su amigo Sura (Carta 7, 27) que había una casa en Atenas, grande y profunda, en la que era imposible vivir, pues por la noche se oía primero estrépito de cadenas y luego aparecía un anciano demacrado con larga barba, cabello erizado, grilletes en los pies y cadenas en las manos que agitaba provocando el espanto, el insomnio y aun la muerte. Por eso nadie quería comprar la casa o alquilarla, hasta que llega a la ciudad el filósofo estoico Atenodoro y, al enterarse del baratísimo precio del alquiler y sus causas, decide quedársela y se instala en una habitación delantera con sus útiles de escritura, mandando a los suyos a dormir a la parte interior. 
        Llegada la noche y absorto Atenodoro en sus tareas intelectuales, comienzan los ruidos. Él no se distrae, y el espectro se le planta delante, haciéndole una señal con el dedo para llamar su atención. Atenodoro le indica con la mano que espere y sigue a lo suyo. El fantasma redobla los ruidos y en ese momento  el filósofo decide hacerle caso, coge un candil y le sigue. 
          Al bajar al patio de la casa, el espectro desaparece. Atenodoro señala el lugar en que esto ha ocurrido y al día siguiente manda a buscar a los magistrados. Al cavar el suelo encuentran los restos de un cadáver junto a  los grilletes que le sujetaron en vida. Tras reunirse los huesos y realizar un entierro pagado por el Estado, el fantasma deja de aparecerse y la casa queda libre de su molesta presencia. Lista para alquilar sin sorpresas.


        Este episodio fue muy conocido en el siglo XIX, y su influjo está claro en célebres historias, como El fantasma de Canterville, de Oscar Wilde, o personajes como el fantasma de Jacob Marley de Cuento de Navidad de Charles Dickens, por no mencionar infinidad de películas que a todos nos vienen a la memoria y series que encadenan a la audiencia una temporada tras otra.

          Moraleja: enterrad bien a los muertos (sobre todo cuando han perdido la vida de forma violenta y antes de lo previsto), si no queréis tenerlos rondando por ahí con muy malas pulgas. Tal vez haya quien añore morirse de miedo por obra de los inquietantes revenants, pero son los menos.

domingo, 10 de septiembre de 2017

Agón. La competición en la antigua Grecia.

        Hasta el 15 de octubre puede visitarse en Caixa Forum Madrid una estupenda exposición con bellísimos objetos procedentes del Museo Británico, que tiene por hilo conductor la cultura agonal de los griegos antiguos, que  llevaba a cada uno, desde la más tierna infancia hasta la tumba, a intentar ser el mejor -en el juego, en el deporte, en el teatro, en la música, en la guerra, en la asamblea-, pues, a diferencia del ideal olímpico vigente en nuestros días, en Grecia solo había lugar para un único vencedor y lo importante no era participar, sino lograr el triunfo.

Corredores de fondo
     
         Nike, la Victoria, es la diosa que recibe a los visitantes, y se deja ver con frecuencia coronando a los vencedores en los certámenes deportivos y teatrales, a los que está dedicada la mitad de la exposición. 


Actor -o autor teatral- vencedor en un certamen


        También existen dos amplios espacios para la guerra y la mitología, sin olvidar, naturalmente la Guerra de Troya, de la que vemos alguna escena poco frecuente.

Odiseo intenta convencer a Aquiles para que regrese al combate

         No falta, afortunadamente, aquí y allá ocasión de que afloren momentos de la vida cotidiana, en los que, lejos al fin de toda competitividad, podemos acercarnos por un momento a los grandes olvidados de la vida pública, sobre todo si no pertenecían a las clases adineradas -mujeres, niños, ancianos, esclavos-.

Mujeres en la fuente

Niño aprendiendo a tocar la cítara

         Entre las muy conocidas obras de arte que el visitante encontrará en la exposición, se encuentran algunas que ornaron en su momento el Mausoleo de Halicarnaso, que fue una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.

Amazonomaquia


domingo, 4 de junio de 2017

Cultura Clásica: lo moderno es clásico

       Cultura Clásica es una materia optativa que se imparte en 3º y 4º de la ESO en nuestro IES Gregorio Marañón, se puede cursar los dos años y nos aproxima de forma muy práctica a los orígenes de una cultura que es la nuestra, permitiendo que la conozcamos e interpretemos mejor, con mayor profundidad, seamos "de Ciencias" o "de Letras". 





     Dice un conocido refrán que "obras son amores, que no buenas razones" (el clásico facta, non verba). Por eso os propongo comprobar en qué nivel de conocimientos os encontráis analizando la viñeta que viene a continuación y respondiendo a una simple pregunta: ¿de qué trata?


        Si os llama la atención en primer lugar la ligereza de ropa de los jóvenes de la imagen y os preguntáis si se deberá a que van a darse un baño en la fuente, tal vez no estéis aún familiarizados con la forma de representar a héroes y dioses griegos y romanos (con poca ropa aunque no se bañen). Si se os van, a continuación, los ojos al modelo de móvil con el que el joven va a hacerse un selfie en cuanto sepa cómo funciona ese aparato y os imagináis cuál es el destino de la foto en Instagram, es que vuestros referentes son únicamente los de ahora mismo y lo que os falta es dar el paso fundamental (Cultura Clásica de 3º) que os permita entender qué tienen que ver dos jóvenes poco vestidos con la cara del chico reflejada en la cristalina pantalla del móvil.

      
        Eso sí, si alguno observa unas flores amarillas a la izquierda, junto al agua, y les encuentra cierto parecido con los narcisos, es que le gusta la botánica. Y si se pregunta a continuación si tendrá algo que ver la botánica con la historia que cuenta la imagen, ya es un poco filósofo, y esa curiosidad es el mejor punto de partida para entender nuestro mundo.  


    Por cierto, ¿lo que lleva el chico en la cabeza tendrá algo que ver con la historia que cuenta la imagen? Porque parece una corona de laurel o de otro árbol, y el laurel lo relacionamos con vencedores en algo, por ejemplo en los certámenes deportivos. ¿Ese joven será un atleta? Porque no parece que el sitio en que está se preste mucho a dar carreras o saltos, o a lanzar discos o jabalinas... ¿Y lo que está a su lado en el suelo es un sombrero de ala muy ancha? Porque un sombrero así serviría para protegerse del sol, y eso quiere decir que el chico no debía de estar muy acostumbrado a estar al aire libre, o que viene de hacer algo que exige gran esfuerzo en un día muy caluroso y se muere de sed. ¿Y llevaría un sombrero sobre la corona? ¿O el sombrero es de la señorita, que está también muy blanca y le mira con preocupación? ¿Qué puede pasar por subir una simple foto a Instagram?

      Seguro que alguno de los que leen estas líneas dice: las flores, el agua y el chico inclinado sobre ella me han dado la pista. El chico es el bellísimo Narciso, un personaje de la mitología griega que acabó dando su nombre a una flor. Y me suena que este Narciso, si quería llegar a viejo, no debía verse a sí mismo jamás, por lo que ya sus padres debían de haberse encargado de evitarlo durante su infancia y adolescencia. Y por eso cuando un buen día siente sed y acerca sus labios a una fuente para beber, ve por vez primera reflejada su  cara en el agua, tal vez piensa que es una bella ninfa que vive en las aguas,  se enamora perdidamente de ella (o de sí mismo), y al no conseguir lo que desea se deja morir inclinado sobre su imagen (o se ahoga). Por eso está preocupada la señorita. Desde luego, a quien tanto sabe, la Cultura Clásica ya no le es ajena y está preparado para adentrarse en un mundo culturalmente más amplio (Cultura Clásica de 4º) y entender, por ejemplo-, qué es el llamado narcisismo y cómo se manifiesta:



      Por cierto, ¿quién era la joven? ¿Quién va a ser?,-dice el de 4º-: Eco, la ninfa locamente enamorada de Narciso que al no soportar ser rechazada por él, se retiró a un lugar apartado y adelgazó tanto que de ella solo quedó la voz. Pero aquí no es una voz. Y, por cierto, ¿quien es el autor del cuadro original?¿Cuándo vivió? ¿Por qué le gustaban los temas antiguos?

      El mundo clásico es una referencia más que válida para el mundo actual, que analizamos en las clases con un ojo en el pasado y otro en el presente:




 
     Si no entiendes qué tienen que ver los troyanos con La Ilíada, no reconoces a Julio César, ni sabes cuáles fueron sus últimas palabras, y piensas que bruto es un insulto que dirige el acuchillado al que le está grabando con el móvil, no lo dudes: Cultura Clásica es tu optativa.

martes, 21 de febrero de 2017

Teseo y familia

      La historia de Teseo está, al principio, llena de trabajos, y podemos admirarle como un joven héroe que arrostra cuantas fatigas le salen al paso; pero luego da la impresión de que su propia heroicidad se le sube a la cabeza y realiza algunas acciones muy poco ejemplares. Esta biografía no autorizada comienza desde antes de su concepción. Echa un vistazo a las viñetas y comprueba tus conocimientos al respecto.
   

 


(Egeo, rey de Atenas, fue a Delfos a consultar el oráculo debido a su esterilidad, pero la Pitia no le informó sobre de qué podría librarse si desistía de tener hijos. Ella le dio una respuesta sobre qué debía hacer para concebir, pero como Egeo no entendió a qué se refería, se dirigió a que su sabio amigo Piteo, rey de Trecén, se lo aclarara. Pero Piteo utilizó esa información para lograr que el futuro descendiente de Egeo fuese nieto suyo, uniéndole a Etra, su hija).



(Egeo  no esperó el nacimiento del niño, sino que regresó a a Atenas, dejando para él ciertos objetos bajo una pesada roca. Cuando Teseo tuvo fuerza para levantar la roca, cogió los objetos -una espada y una sandalias- y marchó en busca de su padre).



(Camino de Atenas, Teseo tuvo que realizar muchas hazañas y, después de ser reconocido como heredero de Egeo, siguió haciéndolas).


 
(Teseo fue invitado por Egeo en Atenas a un banquete en el que pensaba deshacerse de él, pues no sabía quién era,  pero el rey no se sorprendió por la escasa calidad de la comida, sino porque reconoció la espada que había dejado en Trecén para reconocer en el futuro a aquel hijo cuya crianza había encomendado, incluso antes de nacer, al abuelo Piteo).




(El Minotauro era el monstruoso hijo de Pasífae, la esposa de Minos, rey de Creta. Estaba encerrado en el tortuoso Laberinto construido por Dédalo  y comía carne humana. Teseo partió hacia Creta para liberar a los atenienses de la obligación de enviar allí periódicamente jóvenes -siete chicos y siete chicas, nos dicen algunas fuentes- destinados a ser devorados por el Minotauro, un cruel tributo impuesto por Minos, que había derrotado a Atenas en una guerra).




(Teseo consiguió la ayuda de Ariadna, hija de Minos, para matar al Minotauro y encontrar la salida del Laberinto -gracias al célebre ovillo de lana que ella le entregó y que el príncipe ató a la puerta de entrada para poder luego recorrer el camino inverso hacia allí, y también a la espada que le dio a escondidas, aunque algunas fuentes dicen que el Minotauro murió a puñetazos-. Luego, Teseo y los jóvenes salieron del Laberinto y emprendieron el regreso a Atenas).


(Teseo había prometido a Ariadna casarse con ella a cambio de su ayuda, pero luego, de camino a Atenas, la abandonó en la isla de Naxos. Sobre si lo hizo a propósito o no, existen variantes, pero en cualquier caso ella terminó casada con el dios Dioniso y Teseo olvidó cambiar las velas negras por velas blancas que indicarían a Egeo en la distancia que volvía con vida y el rey, sin esperar la confirmación de la noticia, se suicidó al no soportar la idea de que había perdido perdido a su único hijo).



(Teseo se covirtió en rey de Atenas. Después de haber tenido serios problemas en casa con dos de sus esposas, Antíope o Hipólita -una Amazona- y Fedra -hermana de Ariadna-, y con su hijo Hipólito, decidió que él y su amigo Pirítoo merecían tener como esposas a hijas de dioses y raptó a Helena para sí mismo; luego fue con Pirítoo al Hades a raptar a Perséfone, pero ambos quedaron presos en un banco del que no se podían levantar. Al final, Heracles arrancó a tirones del banco a Teseo, pero Pirítoo seguirá allí esperando).



(Cuando volvió a Atenas, Teseo se dio cuenta de que ya no contaban con él y se fue a la isla de Esciros, de donde era rey Licomedes, amigo suyo. Pero allí nuestro héroe murió despeñado. ¿Le empujó Licomedes? ¿Se cayó solo? Nunca lo sabremos).

martes, 14 de febrero de 2017

Tres poemas griegos de amor

     Se cierra el ciclo y nos encontramos una vez más ante el día comercialmente dedicado, en nuestro país y algunos otros, a los enamorados. Ya sabemos, naturalmente, que lo que importa de verdad no son los regalos, sino los sentimientos, aunque los antiguos también recurrieran a ellos sobre todo cuando sentían mucha presión de la competencia. Sin embargo, quienes nos interesan hoy son quienes tiene la capacidad de hablar de amor sin emplear palabras hueras y de conmovernos hasta lo más profundo.Son tres las perlas que hemos seleccionado para reflexionar sobre la pasión amorosa y el paso del tiempo, y sus autores, nuestros admirados Safo, Anacreonte e Íbico.

Me parece que es igual a los dioses
ese hombre  y cualquier otro que enfrente de ti
esté sentado y, cerca, mientras hablas dulcemente,
       te escuche,
 
y  tú sonríes llena de atractivo. Eso -te lo juro-
me ha sobresaltado el corazón dentro del pecho;
pues con sólo verte a ti un instante, no me sale ya
         decir ni una sola palabra,
 
sino que la lengua por completo se me ha quebrado y leve
al punto corre  el fuego bajo mi piel,
con mis ojos nada veo, me zumban 
          los oídos,
 
me chorrea el sudor, un temblor
me coge toda, más verde que la hierba
estoy, y a un paso de la muerte
         me parece a mí misma que me hallo.

Safo de Éreso,   Fr. 31 Voigt 













Una vez más, con su pelota purpúrea
me alcanza Amor, el de cabellos de oro,
y me invita a compartir juego
con una joven que calza sandalias de colores.


Pero ella, como es de la bien construida
Lesbos, mis cabellos,
como son blancos, los desprecia,
y abre su boca en pos de otros.


Anacreonte de Teos , Fr. 13 Gentili




Amor otra vez a mí, por debajo de unos párpados
oscuros mirándome lánguidamente con sus ojos,
con toda clase de embrujos me arroja
a las inextricables redes de la diosa de Chipre.

A fe que tiemblo ante él cuando ataca,
como cuando en la vejez carga con el yugo un caballo cargado de premios
y de mal grado va a la competición con veloz carro.



Íbico de Regio,  Fr. 287 Davies













Traducción: Fernando García Romero, De hombres y dioses. Antología de poesía lírica antigua (siglos VII-V a.C.), Madrid, Escolar y Mayo, 2015.