viernes, 12 de diciembre de 2014

Me importa un mito. Frases que no han pasado a la historia.

      Seguro que por más que consultes en libros y voluminosos diccionarios de mitología, no encontrarás los pensamientos más íntimos de divinidades y héroes muy conocidos, y menos aún de alguno de los seres con que tropezaron a su paso, generalmente no dotados de habla. Pero si de verdad te interesa adentrante en su psicología, sigue leyendo e intenta responder a la pregunta: ¿quién dijo qué y por qué?. Si no, vuelve a los libros y diccionarios, o a otras entradas de este mismo blog.
     

1. "Tanto trabajar, tanto trabajar. Total, para lo que me pagan..."                        


2. "Hay que arreglar ese tejado"                                                                             


3. "¡A ver si miras dónde pisas, que vas como una loca!"                               


4. "¿Dónde voy yo con estos pelos?"                                                                



5. "¡Menudo dolor de espalda!"                                                                         


6. "Mucho gusto en conocerte. Ha sido un placer."                                                               


7.  "¡Me dejas de piedra!"                                                                              



 8. "Me estoy poniendo como una vaca"                                                                   



9. "Por favor, mamá, deja ya de hacer el oso"                                                 



10. "¡Si lo sé, no vengo!"      

                                                   
                                                                                        
11. "Esta chica sólo me da dolores de cabeza"      



12. "¡Qué cansino el de la lira! ¡Pagas por no oírle!"




 13. "¡Tres palitos y un poco de pegamento! ¡Te dije que no funcionaría!"




14.  "Verás mi padre... Esto no va a cubrirlo el seguro..."




15. "¡Ten más cuidado, que se te está cayendo todo!"



16. "¿Quién ha dejado las serpientes al niño?"



17. "Antes de entrar, dejen salir"






18. "¡Vaya! ¡Ya tuvo que salir el listillo!"


19. "Tengo la impresión de que se me olvida algo..."


20. "Esta receta no es para principiantes"

 

Respuestas.
1. Caronte; 2. Dánae; 3. una serpiente a Eurídice; 4. Medusa; 5. Atlas; 6. Odiseo a Calipso; 7. Polidectes a Perseo; 8. Pasífae; 9. Árcade a Calisto; 10. Un pretendiente de Penélope a otro pretendiente; 11. Zeus; 12. Hades a Perséfone; 13. Ícaro a Dédalo; 14.  Faetón; 15. Atalanta a Hipómenes; 16. Alcmena a Anfitrión; 17. Urano a Crono; 18. la Esfinge a Edipo; 19. Teseo; 20. Medea.

sábado, 6 de diciembre de 2014

Heavy metal = Mitología dura

       Sí, sí. Ya captamos el jueguecito de palabras: heavy metal  = metalogía dura. Pero ¿qué relación tienen o pueden tener el heavy metal y la mitología? ¿Y ambas cosas con la literatura?

      Pues lo primero de todo: la letra de una canción, a poco trabajada que esté, es un texto literario, y todos conocemos poemas convertidos en canciones (y de hecho, en Grecia la poesía era siempre cantada, o semicantada; ningún poeta escribía para ser leído –por razones evidentes: no todos sabían leer y conseguir materiales para escribir sobre ellos, como el papiro, salía carísimo).

     Lo segundo: los griegos aprendían a leer y escribir con Homero, los romanos lo conocían bien y se dejaron influenciar por él, nosotros somos los herederos de los romanos, y por Homero y por Hesíodo conocemos los mitos relacionados con el caballo de Troya, la caja de Pandora, el canto de las Sirenas, el laberinto del Minotauro y Pegaso, entre otros muchos, y Platón crea el mito de la Atlántida.

        Lo tercero: ¿no resulta curioso que, en el siglo XXI, un grupo de heavy metal como es Tierra Santa haya escogido para algunas de sus canciones mitos griegos que conocemos casi todos? Al fin y al cabo, suponemos que tiene que haber enorme variedad de temas entre los que los metaleros puedan escoger. ¿Y por qué en concreto mitología griega? La respuesta a esta pregunta puede ser tan simple como afirmar que la mitología clásica forma parte de nuestra cultura occidental.

      Así pues, leer y analizar las letras de seis canciones de tema mitológico de Tierra Santa es hacer un comentario de texto y de contenido. Y si además las escuchamos (cada cual en su domicilio, porque existen derechos de autor), haremos un ejercicio de valoración estética personal, y como “sobre gustos no hay disputa”, nadie se equivoca (esto lo digo por Adrián, un antiguo y apreciado alumno, que tras darme a conocer la existencia de Tierra Santa  y de estas canciones le dio por decir que le gusta más La canción del pirata. Lógico: Espronceda es un poeta de los buenos y los de Tierra Santa no sabemos si pasarán a la Historia de la Literatura por la letra de sus temas. Para opinar al respecto ya existen las páginas oficiales de seguidores del grupo).


     En su momento, Pablo concibió para nuestro análisis un cubo de seis caras (su caja de Pandora), cada una dedicada a un tema mitológico distinto y subdividida a su vez en partes más pequeñas. Lo difícil es conseguir, internándose en los vericuetos del Laberinto y sin dejarse engañar por los cantos de las Sirenas, llegar, a fuerza de equivocarse, a la letra escondida en el interior de nuestro particular Caballo de Troya.

       Como poner a disposición de cientos de interesadas manos el bello cubo en cuestión supondría un destino fatal (su aniquilación, como la Atlántida), exponemos al público aquí las imágenes con sus correspondientes letras, y proponemos además un juego de preguntas y respuestas para que quienes creen saber mucha mitología pongan a prueba sus conocimientos. Éstas son las preguntas, y las respuestas aparecerán en breve:
  1. ¿Qué juventud devoraba el Minotauro?
  2. ¿Qué rey se la ofrecía?
  3. ¿A qué castigo de un dios se refiere la canción y de qué dios se trata?
  4. ¿Quiénes son el joven audaz y la mujer de la que quería conseguir el corazón?
  5. ¿Quién es el guardián del Laberinto?
  6. ¿Qué griego convenció a los troyanos de abrir las puertas de Troya al caballo?
  7. ¿De qué dios era regalo el caballo?
  8. ¿Quiénes estaban dentro del caballo? (ésta es demasiado fácil).
  9. ¿Qué Titán robó el fuego que Zeus negaba a los mortales?
  10.  ¿Con quién se casó Pandora?
  11.  ¿Cómo explicar la presencia de la esperanza entre los males que había dentro de la caja? (ésta es muy difícil).
  12.  ¿Quiénes eran el padre y la madre de Pegaso?
  13.  ¿Qué mortal deseaba domar a Pegaso?
  14.  ¿A qué sangre se hace referencia en la canción titulada Pegaso?
  15.  ¿En qué consistía exactamente el canto de las Sirenas?
  16.  ¿Dónde quiso vivir siempre el personaje que habla en primera persona en El canto de las Sirenas?
  17.  ¿Quién era Atlante (llamado en la canción Atlantis)?
  18.  ¿Qué hombres quisieron luchar y contra quiénes?
  19.  ¿Qué fue de la Atlántida?
  20.  ¿Por qué algunos siguen buscando la Atlántida
SOLUCIÓN Si consigues entre 18 y 20 aciertos, eres un experto; entre 14 y 18, sabes mucho, mucho; entre 10 y 14 te defiendes dignamente; entre 5 y 10, te viene bien ser alumno de Cultura Clásica; entre 0 y 5, estaremos encantadas las profesoras de Griego y Latín de dejarte libros para que leas mitología, que los hay estupendos y a tu disposición en el Centro. Y si habéis llegado hasta aquí leyendo todo lo escrito, también vosotros sois duros, no sólo los de Tierra Santa.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Saber latín en Chueca

     Hace años que envidio la suerte de los profesores que en la Comunidad de Valencia imparten clases de Referentes Clásicos a alumnos de Bachillerato sin que necesariamente cursen el itinerario de Humanidades. Les permite acercarse a aspectos de pervivencia de la cultura clásica para los que no disponemos de tiempo en las materias de carácter esencialmente lingüístico, como Griego o Latín. Y supongo que obra de algunos de esos alumnos referenciados (y tal vez de sus profesores o de los espontáneos que se suman a la iniciativa) es la costumbre que, casi sin darme cuenta,  he adoptado de fotografiar con el teléfono móvil lo que veo de clásico cuando voy por la calle o estoy en un restaurante o un supermercado, y subirlo luego a Twitter con su correspondiente etiqueta. Quienes me acompañan se están acostumbrando a mis paradas repentinas y la búsqueda del móvil. Y hete aquí que dirigiéndome en busca de una maleta para viajar en vuelos de bajo coste (ya se sabe que esto reviste cierta complejidad por los veleidosos caprichos de las aerolíneas), no consigo recorrer los doscientos metros que me separan de mi objetivo, porque parece que en el muy conocido barrio de Chueca en Madrid, se puede aprender latín (o griego) sólo mirando:


No llamarse "El gato con botas" o "El Universo del Calzado" es un hallazgo.



Este tampoco es el pan nuestro de cada día (sobre todo porque hace pensar en si existe una errata o es un juego de palabras).



Este anuncio me encanta, no por la graciosa colocación de la cabeza de la etiqueta sobre el lugar correspondiente de la imagen de la diosa madrileña de adopción, sino por aquello de "hecha para cuatro gatos".



Al lado de un buen champagne, no desluce nada un cava de mucho merecimiento.



       Sí, ya sé que Nike es griego, no latín, y no sé qué habría pensado la diosa de prestar su nombre a un bar además de a una marca de zapatillas, pero referencia clásica sin duda es.


Los filósofos ocupan un lugar destacado, como en la ciudad ideal de Platón.

       Y cuando al fin llego a casa con la maleta que he tardado largo rato en elegir, ¿qué me encuentro?



      Me parece que este barrio es una mina (clásica), con muchos vecinos que saben latín, y me prometo un más detenido paseo cultural para otro día.

jueves, 23 de octubre de 2014

Mediterráneo: del mito a la razón

         Hasta el 5 de enero de 2015 podrá visitarse en CaixaForum Madrid la exposición Mediterráneo: del mito a la razón, en torno a la cual se han programado un ciclo de conferencias, otro de cine, conciertos y, en diciembre, un seminario ("Mediterráneo: mitos y viajes"). Existe la posibilidad, además, de realizar una visita guiada a esta muestra que reune ciento sesenta y cinco obras de arte griegas y latinas, procedentes de diversos museos europeos.

El rapto de Europa (Museo Arqueológico Nacional de Nápoles)

          El propio título ya indica el objetivo que se persigue: mostrar cómo en el siglo VI a.C., algunos filósofos griegos de Jonia y la Magna Grecia (como Tales, Heráclito, Anaximandro, Anaxímenes, Jenófanes y, más tarde, Empédocles)  dejaron de creer había que buscar en los mitos la explicación de la existencia del universo y la atribuyeron a la acción de los cuatros elementos primordiales: agua, tierra, aire y fuego.  Los relatos fantásticos relacionados con los viajes de Odiseo, Jasón y Heracles por el Mediterráneo (ese mar en torno al cual los griegos se asomaban como ranas en torno a una charca)  también habían dejado paso a las observaciones realizadas por los que partían en busca de nuevas tierras para asentarse durante el período de la gran colonización, aunque los hombres asumieran las virtudes de los héroes míticos. Por otra parte, el interés de la filosofía se centrará, a partir de Sócrates y su escuela, en el hombre, un ser social, que desarrolla su vida en el ágora (aunque estén excluidos de la ciudad democrática las mujeres, los extranjeros y los esclavos). El espacio humano se ordena, el mundo se urbaniza y se veneran nuevos valores como la paz, la justicia y la prosperidad. A partir de Platón el alma representa lo más valioso del ser humano y su inmortalidad plantea más dudas sobre qué hay después de la muerte. 


 
La Academia de Platón (Museo Arqueológico Nacional de Nápoles)
   
       Con el tiempo, la fortuna de Grecia correrá pareja a la del Imperio Romano, en el que van introduciéndose nuevos dioses -Isis, Mitra, Sabacio, Jesús- más comprensivos con las flaquezas humanas que los despiadados dioses olímpicos, lo que explica que lograran gran número de adeptos. Nada de esto nos suena lejano: la influencia de la cultura grecolatina se extiende hasta nuestros días y en muchos aspectos nos encontramos más cerca de ella de lo que podría parecer a primera vista. Esta exposición nos invita a pensar, precisamente, en esta pervivencia.

Eros y Psique (Museo Arqueológico Nacional de Nápoles)


domingo, 12 de octubre de 2014

Instituciones políticas y sociales de Esparta

          Una de las frases más célebres relacionadas con Esparta es la que, según Plutarco (Lacaenarum Apophthegmata 241f), dirigió una madre espartana a su hijo cuando, al partir a la guerra, le entregó el escudo: ἢ τὰν ἢ ἐπὶ τᾶς (o éste, o sobre éste). Debido a su tamaño y peso, en caso de darse a la fuga lo más indicado era tirarlo, luego la pérdida del escudo era muestra de falta de valor. En cuanto a lo segundo, además de para proteger el cuerpo, el escudo servía para retirar sobre él del campo de batalla a los heridos o muertos.  Una madre espartana prefería, pues, un hijo muerto heroicamente a un cobarde vivo. En Esparta únicamente estaba permitido poner el nombre sobre una tumba si el difunto era un espartano caído en combate o una espartana al dar a luz. Y la ciudad no necesitó murallas durante muchos siglos, pues, según sentencia atribuida por Plutarco al rey Agis, le bastaba con  sus hombres.  ¿Cómo se había llegado a esta situación en que la única razón de la existencia de un individuo era servir a su patria, tan diferente de la de Atenas y otras ciudades de Grecia?


      Situada en el corazón de la región de Laconia, a orillas del río Eurotas y a los pies del Taigeto, conocemos por Homero la existencia de una próspera Esparta (o Lacedemonia) aquea, y sobre todo a dos de sus reyes, Tindáreo y su yerno Menelao, marido de Helena.

Menelao amenaza a Helena (Imagen: R. Mariño CC BY NC ND)

        La ciudad fue más tarde incendiada, durante una invasión de la región de Laconia atribuida a los dorios, con los que surgió la doble realeza propia de este estado. Tras lograr dominar este territorio, se lanzaron en el siglo VIII a la conquista de la vecina región de Mesenia y convirtieron en siervos a sus habitantes. En el siglo VII a.C. Esparta alcanzó un gran auge artístico y literario, pero en el siglo VI, tal vez debido a un alarmante aumento en número de sus siervos y por temor a la propia supervivencia de la clase social dominante mucho menos numerosa (se calcula que  los siervos llegaron a ser 220.000 tras la conquista de Mesenia), la ciudad se sometió a la severa constitución atribuida a Licurgo y quedó fosilizada y convertida en una especie de campamento militar, con la población dividida en las siguientes clases sociales:

- Los iguales (ὁμοῖοι)  eran considerados los descendientes de los dorios que llegaron como invasores a Esparta y sometieron a la población que vivía allí. Eran los únicos con derechos de ciudadanía, para lo cual debían ser hijos de padres con este derecho y poseer riquezas suficientes para participar en la sisitía (συσσιτία) o comida común de quince varones, recibiendo una educación especial a cargo del estado. Servían a la ciudad como hoplitas (soldados de infantería).

- Los periecos (περίοικοι, literalmente, que viven alrededor ) eran los habitantes libres de Laconia y regiones vecinas, descendientes de los aqueos o de pobladores más antiguos, que ejercían de artesanos, industriales o comerciantes. No tenían derechos políticos, pero eran dueños de sus bienes, servían en el ejército como hoplitas, e incluso ocupaban cargos importantes en la marina, debiendo pagar una contribución al Estado, pero les estaba prohibido casarse con una espartana. Tenían esclavos propios (no hilotas) con los que podían cultivar tierras cedidas por el Estado.

- Los hilotas (εἵλωτες) eran los antiguos habitantes de Laconia y Mesenia sometidos, propiedad del Estado y obligados a cultivar las tierras de los particulares. Tenían que pagar una renta anual en cebada, vino y aceite. En el ejército, servían como remeros o arqueros. El Estado podía liberarlos, sobre todo como recompensa por los servicios prestados en el ejército, convirtiéndose en neodamódeis (νεοδαμώδεις, literalmente, recién admitidos por el pueblo) con capacidad de poseer bienes personales.

- Entre los iguales  y los periecos se encontraban los inferiores (ὑπομείονες), espartanos caídos en desgracia por carecer de fortuna,  por quedar privados de sus derechos de ciudadanía o por ser hijos ilegítimos. Su situación debía ser similar a la de los periecos.

      Un ciudadano espartano, un igual, se criaba y educaba para el Estado y para ser un buen hoplita. Al nacer, lo examinaban los ancianos de la tribu. Si era fuerte, se le devolvía a la familia para que lo criara la madre; si no merecía la pena la crianza, se le abandonaba en el Taigeto. Entre los siete y los veinte años le educaba el Estado, sin ningún tipo de comodidades, dándole  un fuerte entrenamiento físico y militar, para inculcarle las virtudes militares y cívicas. A los veinte años entraba a formar parte de una συσσιτία, agrupación formada por quince hombres que comen juntos, y comparten tienda en las campañas militares, contribuyendo cada uno a la comida. Su obligación era casarse, lo que hacían en torno a los treinta años, y entonces ya podían formar parte de la asamblea de los espartanos. Las niñas espartanas, por su parte, recibían una buena alimentación y entrenamiento atlético, para que se convirtieran en el futuro en mujeres sanas, madres de esos hoplitas al servicio del Estado espartano que infundían temor en toda Grecia.

Leónidas ( Imagen: R. Mariño CC BY NC ND)


        La constitución política de Esparta se basaba en una diarquía; los dos reyes tenían derecho a declarar o suspender la guerra, a concertar tratados y a recibir una parte importante del botín de los saqueos. También ellos formaban parte de una συσσιτία, aunque tenían ración doble a cargo del Estado. Si bien al principio iban ambos a la guerra, luego lo habitual era que uno permaneciera en la ciudad. El Colegio de los Éforos (ἔφοροι, o vigilantes) estaba formado por cinco magistrados elegidos anualmente por aclamación. Su cometido era vigilar la conducta de los reyes y los ciudadanos y la educación de los niños. Estaba en sus manos la política económica y recibían a los embajadores extranjeros. El Consejo de Ancianos  (γερουσία, Gerusía) estaba formado por veinticinco ancianos más los dos reyes. Era un cargo vitalicio. Los éforos eran quienes convocaban a este Consejo, con jurisdicción sobre los delitos de sangre y con facultad para imponer penas de muerte o destierro. La Gerusía elaboraba las propuestas que se presentaban a la Apela (Ἀπελλά), de la que formaban parte los iguales casados mayores de treinta años.


La actual Esparta con el Taigeto al fondo (Imagen: R. Mariño CC BY NC ND)

       Esparta tenía gran necesidad de sus ciudadanos, por lo que a diferencia de otras ciudades no se lanzó a fundar colonias. La excepción fue Tarento, en el sur de Italia, donde enviaron, en el 706 a.C., a los nacidos en la ciudad durante la larguísima primera guerra mesenia, coniderados hijos de madres espartanas y de hilotas.

Tarento (Imagen: R. Mariño CC BY NC ND)



domingo, 13 de julio de 2014

La modernidad de El Greco

   Hasta el 5 de octubre de este año en que se conmemoran los cuatrocientos años de la muerte del artista cretense, puede visitarse en Museo del Prado la exposición El Greco y la pintura moderna que muestra la gran influencia que el pintor, poco apreciado hasta el siglo XIX, empezó a ejercer en esos momentos en los artistas modernos y el interés que despertó en Norteamérica tras su primera exposición en el Nuevo Mundo en 1902. 

El Greco, Laocoonte (1610-1614)
    
   
El Greco, Adán como Epimeteo (1600-1610)

   Entre las 119 piezas expuestas (pintura, ediciones impresas, esculturas), veintiséis de ellas de El Greco incluyendo su único cuadro de tema mitológico, Laocoonte, se encuentran obras de, entre otros, Édouard Manet, Paul Cézanne, Pablo Picasso, Amedeo Modigliani, Marc Chagall, Ignacio Zuloaga, Joaquín Sorolla, Robert Delaunay, Diego Rivera, Oskar Kokoschka, Jackson Pollock, Antonio Saura, Francis Bacon y un muy largo etcétera, que permiten apreciar la influencia de El Greco sobre, entre otras corrientes y estilos, el cubismo, los expresionismos centroeuropeos y el surrealismo.


R. Delaunay, Las Tres Gracias (1912)




A. Procházka, Prometeo Encadenado (1911)


A. Korteweg, Laocoonte (1914)


M. Chagall, Visión - Autorretrato con Musa (1917-1918)

lunes, 7 de julio de 2014

Pasión por Grecia y Roma (Alma-Tadema y la pintura victoriana)

     En la exposición Alma-Tadema y la pintura victoriana en la colección Pérez Simón que, tras su paso por París y Roma, tiene ahora lugar en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid (hasta el 5 de octubre), se exponen cincuenta obras que proporcionan una amplia visión de la estética y temas que ocuparon a pintores cuya obra se extiende entre los años sesenta del siglo XIX y el comienzo de la Primera Guerra Mundial.
      La pasión por la antigüedad y la suntuosidad grecorromana y la belleza formal, sobre todo femenina, de la que es principal representante Alma-Tadema, ha dado como fruto obras bellísimas, pertenecientes a la colección de Juan Antonio Pérez Simón, como las que aquí destacamos.

Rossetti, Venus Verticordia 1867/1868



Poynter, Andrómeda 1869






Burne-Jones, Pigmalión, Los deseos del corazón 1871





Alma-Tadema, La pregunta 1877



Leighton, Antígona 1882


Solomon, Hypnos, el dios del sueño 1892


WaterhouseEstudio para Jasón y Medea (El filtro del amor) 1906/1907
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Pintura victoriana

domingo, 29 de junio de 2014

Aranjuez: jardines llenos de dioses para disfrute de los mortales

      Aunque el otoño sea una estación perfecta para visitar los jardines de Aranjuez gracias a los innumerables colores que adoptan las hojas de los árboles antes de caer arrastradas por el viento, estas mismas deparan  en su momento de máximo esplendor una grata sorpresa al visitante de comienzos del verano. 

      Por más que el calor amenace con convertir el paseo en un trabajo hercúleo, al caminar bajo ramas tan tupidas que impiden el paso de los rayos de Helios, puede uno imaginarse a Eurídice descuidada a punto de pisar la serpiente que dará fin a su vida, o a Pan persiguiendo a la inocente Siringe; observa el descanso de Diana y el enamoramiento fatal de Narciso, a Selene prendada de Endimión y a Neptuno y Cibeles compartiendo la misma fuente, y siente deseos de compartir con tritoncillos y Nereidas las aguas que a ciertas horas brotan de los surtidores, salpicando a desprevenidos.



     Hércules es, quizá, la gran estrella de los Jardines del Parterre y de la Isla, y se alza imponente demostrando su fuerza al mundo.  De entre los dioses (no faltan Júpiter, Juno, Neptuno, Mercurio, Diana, Apolo, Baco, Urano, Cibeles, Ceres, Vertumno, Pomona ...) destaca Venus, que deja ver su belleza en solitario o acompañada del pequeño Cupido.

Hércules y la Hidra
    

Diana
      
Venus y Cupido





         El Jardín del Príncipe y en la Casa del Labrador necesitan detenida visita: tantos son los personajes mitológicos (e históricos) que allí se dan cita, no siempre identificables con total seguridad, todo un reto para aficionados a los paseos mitológicos, y ocasión de debatir sobre iconografía.

Casa del Labrador





  

Apolo
Narciso
Cibeles

        Y para terminar, una pausa en lugar idílico.
        Buen verano.


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Fotos: Rosa Mariño (CC BY NC ND)