martes, 26 de octubre de 2021

Perséfone

        Diosa soy poderosa. No menos que mi madre y mis hermanastras. Sin embargo, he sido entregada a un destino cruel, pues aunque pueda disfrutar cada año de unos meses de libertad, sé que a su término he de regresar, una vez más, al lugar al que jamás llega la luz del sol. Recibo visitas, sí, pero desganadas, quejumbrosas, indignadas. He visto cosas que os costaría creer.

       Soy Perséfone y esta es mi historia.


     Un día me encontraba, como tantas otras veces, recogiendo flores en compañía de unas ninfas. Estaba preciosa aquellos días radiantes la laguna de Enna, en el interior de la isla que mi madre convierte año tras año en un mar de espigas, Sicilia. De la luz pasé a la oscuridad casi sin darme cuenta, sujeta fuertemente por mi raptor. Era mi tío, Hades, hermano de Zeus (mi padre) y de Demeter (mi madre). Sabía que yo no querría pasar mis días con él en su reino de sombras y recurrió a la violencia. Mi madre me buscaba día y noche, desesperada, mientras yo me resistía a comer y a beber en aquellos lúgubres lugares. Finalmente cedí ante un solo, un único grano de granada. Esa acción selló mi destino. Zeus intentó mediar entre madre y esposo, y estaba dispuesto a deshacer la unión a la que me había visto forzada, pero aquel maldito grano de granada me obliga a pasar la mitad del año en un reino en el que no puedo concebir ni dar a luz a hijo alguno. Allí no hay espacio para la vida. Solo para los muertos.

    Albergué la esperanza de poder criar yo sola a un niño, el bello Adonis, nacido de una unión incestuosa (por una vez no fue una muchacha la forzada, sino que la hija, Mirra, engañó al padre al que deseaba por voluntad de Afrodita), pero hube de compartirlo con la diosa más bella. Desgraciado muchacho. Pasar más tiempo con Afrodita que conmigo y convertirse luego en su amante, le condujo a una muerte prematura. Un jabalí le envió convertido en una sombra a mi reino y por más que las mujeres le canten y celebren fiestas en su honor plantando jardines, lleva aquí una existencia -si así puede llamarse- completamente insípida. Para él ya es demasiado tarde.



    Si estuviera atenta, oiría a lo lejos los llantos y gritos de los vivos que han perdido a sus seres queridos. Un dia me estremecí ante un amante marido que se atrevió a bajar en busca de la esposa que acaba de perder. Me sedujo con sus cantos. Mis dulces palabras ablandaron a mi esposo, y él accedió a devolverla a la luz. Orfeo salía contento delante de ella, pero Eurídice caminaba tan silenciosa como solo puede hacerlo una sombra, y él desconfió de los dioses, volvió la cabeza y la perdió para siempre. No tardó tanto en volver a estos tristes lugares, sin vida ya, Orfeo, despedazado por mujeres a las que provocaba la esterilidad con sus desgarradoras melodías de viudo inconsolable.

 


 

     Por algunas almas llegadas ante mí he sentido admiración. No por Teseo y su amigo Pirítoo, que venían a raptarme (a mí, una mujer casada, qué novedad, otro rapto) y a los que mi esposo dejó pegados en el lecho que les dispuso para participar en el banquete de bienvenida. No por los aqueos que lucharon en Troya (tenían sus propios motivos, disfrazados de bellas razones; lo de que Paris había raptado a Helena no lo creían ni ellos), pero sí me conmovió una humilde mujer, madre de niños pequeños. La valiente Alcestis había aceptado morir en lugar de su esposo cuando era a él a quien la Muerte reclamaba. Me pareció muy bien que Heracles la recuperara aún en la propia tumba, y decidí esperar a escuchar las razones de Admeto cuando compareciera ante los Jueces que aquí pesan las almas antes de enviarlas a las praderas de asfódelos, a las islas de los bienaventurados o al terrible Tártaro, donde Tántalo, Ixión, Sísifo, Ticio, Salmoneo, cuarenta y nueve de las cincuenta hijas de Dánao, que se casaron a la fuerza y mataron a sus maridos el mismo día de la boda por orden de su padre, y algunos más realizan tan inútiles tareas que aburre incluso mencionarlas.

 


 

     Hace no muchos días he regresado con mi esposo. Nada cambia aquí abajo. Solo dejamos salir un día al año a los muertos. Me entretengo con Cerbero y con Caronte, y poco más. Un día vino Heracles y sacó al perro. Cuento los días que  faltan para poder salir y celebrar de nuevo, con mi madre, iniciados y novatos, los sagrados Misterios de Eleusis en ese Telesterion que nos han erigido cerca del mar. 


 

Fotos de Rosa Mariño (CC, BY, NC, ND)

Perséfone, de Judith Joy Ross

Venus y Adonis, Palacio Landhaus, Graz

Orfeo y Eurídice, de  C. Corot,  Museum of Fine Arts, Houston

Alcestis, Museo de Cirene

Demeter y Perséfone, Museo de Eleusis


domingo, 12 de septiembre de 2021

Salamina, 2500 años. νῦν ὑπὲρ πάντων ἀγών.

            Antes de que, con el principio del otoño, llegue a su término la celebración de los 2500 años de la batalla de Salamina, estamos a tiempo de acceder virtualmente a la exposición  ΙΣΤΟΡΙΗΣ ΑΠΟΔΕΞΙΣ (Proving History), si no se ha podido vistar en persona. Como era de esperar incluye las grandes victorias logradas por los griegos durante las guerras Médicas (490 a.C. y 480 a.C.), insertas en el momento histórico y social en que tuvieron lugar. Entre las diferentes secciones de la exposición destacamos las relacionadas con Maratón, Termópilas y Salamina, y los vídeos, muy didácticos, que reconstruyen las dos últimas batallas.

    No he podido resistirme a viajar a Salamina en este año tan especial, que, para mí, comenzó el 25 de julio de 2020 cuando, en plenas restricciones de movilidad debidas a la pandemia, se estrenó en Epidauro la tragedia Persas, de Esquilo, a cargo del Teatro Nacional de Grecia. Su emisión en streaming nos permitió mitigar entonces, un poco, la tan recurrente nostalgia de aquellas tierras; ahora sigue disponible en el enlace que aparece al final de esta entrada.

 

                                Cartel sobre la batalla naval en Museo Arqueológico de Salamina

 

 

                                           Mapa de Salamina

 

                             Salamina desde el aire


 

                                    Birremes, antepasadas de las trirremes


                                   Reconstrucción de trirreme

 

 

Monumento a la batalla de Salamina en Cinosura (Salamina), obra de Achilles Vasileiou (Αχιλλέας Βασιλείου)


                                Esquilo, Persas (25 de julio de 2020, estreno en Epidauro )

                                            Jerjes


                                      Coro





lunes, 5 de julio de 2021

Atalanta e Hipómenes en el Palacio del Infantado

     En el techo de la llamada Sala de Atalanta del Palacio del Infantado, en Guadalajara, el florentino Rómulo Cincinato pintó al fresco, entre 1575 y 1580, cinco escenas relacionadas con el mito de Atalanta e Hipómenes, según Ovidio, Metamorfosis X 689-704, aunque se omite su transformación en leones.  

    1. Ella aparece en plena acción: corriendo melena al viento (aunque dijérase que la persigue cuanto menos un espectro). 2. Él no se asusta ante una recatada doncella semejante a Ártemis que le anticipa lo que le espera si pretende casarse con ella y no gana en la carrera: morir, como aquel desventurado que yace tirado bajo un árbol. 3. Hipómenes reta a Atalanta (ella es ya es una joven como tantas, modosita y en espera de marido). 4. Atalanta vuelve a soltarse el pelo para correr, y lo hace con no mucha concentración (es evidente que no quiere que el pretendiente se quede atrás, compárese con 1.) 5. Nuevamente se recoge el pelo para dirigirse al templo de Cibeles con ánimo de complacer las urgencias de su nuevo cónyuge.

    Atalanta, desmelenada te encuentro mejor.

                                    1. Encuentro de Hipómenes y Atalanta


                                       2. Revelación de la historia de Atalanta


                                     3. Hipómenes reta a Atalanta a participar en la carrera


                                       4. Carrera de Hipómenes y Atalanta

 


                                       5. Atalanta e Hipómenes se dirigen al templo de Cibeles

Fotos: Rosa Mariño (CC BY NC ND)  




domingo, 25 de abril de 2021

Cultura Clásica. Una Antigüedad muy moderna

            Cultura Clásica es una materia optativa que se imparte en 3º y 4º de la ESO en nuestro IES Gregorio Marañón, se puede cursar los dos años y nos aproxima de forma muy práctica a los orígenes de una cultura que es la nuestra, permitiendo que la conozcamos e interpretemos mejor, con mayor profundidad, seamos "de Ciencias" o "de Letras", mediante actividades de diversos tipos que nos llevan desde nuestros días al pasado y del pasado al futuro.

             Echa un vistazo a esta presentación:



lunes, 8 de marzo de 2021

Hiparquia de Maronea (en el Día Internacional de la Mujer)

        Hiparquia de Maronea tenía un hermano llamado Metrocles que era, a su vez,  discípulo de un filósofo cínico, Crates de Tebas (368-288 a.C.), persona de buen carácter al que, según cuentan las fuentes antiguas, todos estaban encantados de acoger en su casa. 

    Pese a pertenecer a una familia rica, Crates había renunciado a todo para llevar una vida de mendigo, pues los cínicos  consideraban que el hombre con menos necesidades es el más feliz.  Vivir entre estrecheces era lo que había elegido libremente y recomendaba a quien quisiera escucharle que se contentara con lo presente, no deseara lo ausente y no se quejara de las circunstancias. 

          No es extraño que, oyendo a su hermano hablar de Crates, Hiparquia se enamorara de él y, pese a tener pretendientes adinerados, amenazara incluso con el suicidio si sus padres se negaban a entregársela como esposa.  

        Crates intentó, por encargo de los padres de Hiparquia, hacer que la joven desistiera, desnudándose  ante ella para que viera cuán poco poseía en el mundo. Por no ser, no era ni siquiera alto. A ella no le importó escandalizar a sus conciudadanos yéndose a vivir con él y practicando la filosofía, aunque eso despertara el rechazo de algunos, como un tal Teodoro el Ateo que, al no poder rebatirla en una argumentación, creyó que iba a dejarla en evidencia arrancándole la ropa ante los asistentes a un banquete. 

        Ella ni se inmutó, y se reafirmó en las decisiones vitales que había tomado: educarse, antes que emplear su tiempo en las tareas del hogar.

 

 Crates e Hiparquia (Villa de la Farnesina, Roma)

                                 

     Antípatro escribió un epigrama sobre esta mujer a la que nada le importaban las convenciones sociales, ni el papel de esposa sumisa que le estaba destinado:

 

Yo, Hiparquia, prefiero a la muelle labor femenina

la vida viril que los cínicos llevan;

no me agrada la túnica sujeta con fíbulas; odio

las sandalias de suela gruesa y las redecillas

brillantes. Me gustan la alforja y el zurrón de viajero

y la manta que en tierra por la noche me cubre.

No me aventaja en verdad la menalia Atalanta,

que el saber a la vida montaraz sobrepuja.

 

(Traducción de Manuel Fernández Galiano)

 

    Hoy, 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, Hiparquia, la única mujer que a la que Diógenes Laercio reserva un puesto en su Vida de los filósofos,  sigue siendo un modelo para todas las mujeres, pues fue dueña de su destino, cuando eso sólo estaba al alcance de las heroínas de tragedia... que al fin y al cabo son personajes literarios, no mujeres de carne y hueso.


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Foto de Rosa Mariño (CC, BY, NC, ND)

sábado, 6 de febrero de 2021

El mundo antiguo y nosotros (un recorrido personal por el Museo Thyssen)

 El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, en Madrid, ofrece en su página web diversas sugerencias de recorridos temáticos, de manera que en cada visita podemos ir añadiendo unas cuantas piezas más al magnífico puzle que conforman sus colecciones, con casi mil piezas fechadas entre los siglos  XIII y  XX. 

 

    Son muchos los cuadros en los que el mundo antiguo está presente, sobre todo en su vertiente mitológica, con personajes y temas en general muy conocidos. Este paseo personal presenta las imágenes de los cuadros en los que siempre me detengo, porque encuentro algún nuevo detalle que me sorprende. Luego me doy cuenta de que no es nuevo, pero lo percibo como si fuera la primera vez que lo veo. En eso radica la fascinación que ejercen sobre mí: siguen hablándome, evolucionan conmigo, o, a decir verdad, yo con ellos. Reinterpreto imágenes de acuerdo con mi formación o deformación clásica, incluso sin bibliografía que lo apoye.  Aquí están veinte. No están todos los que son, pero, para mí, sí son todos los que están. 

    Las explicaciones que proporciona la web del Museo sobre las obras (autores, cronología, tema, etc.) pueden verse accediendo a los enlaces de cada titulo. 

 

Ercole de´Roberti, Los Argonautas abandonan la Cólquida (hacia 1480)

    

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Lucas Cranach el Viejo, La ninfa de la fuente (hacia 1530-1534)


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Hans Cranach, Hércules en la corte de Onfalia (1537)


 

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Tobias Verhaecht, Paisaje montañoso con Venus y Adonis (hacia 1600)

 

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P. P. Rubens, Venus y Cupido (1606-1611)

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C. van Everdingen, Vertumno y Pomona (1637-1640)

 

 

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Simon Vouet, El rapto de Europa (1640)



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Giulio Carponi, Bacanal  (1660-1665)


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Carlo Saraceni, Venus y Marte  (hacia 1660)

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Sebastiano Ricci, Baco y Ariadna  (hacia 1691-1694)

 

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Sebastiano Ricci, Neptuno y Anfitrite (hacia 1691-1694)

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Gionanni Battista Pittoni (taller), El sacrificio de Políxena (1730)

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Jean-François de Troy, Jasón y Medea en el templo de Júpiter (hacia 1745)


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Giambattista Tiepolo, La muerte de Jacinto (hacia 1752-1753)


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Hubert Robert, Interior del templo de Diana en Nîmes (1783)

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C. Corot, El baño de Diana (La Fuente) (hacia 1869-1870)


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John Singer Sargent, Retrato de Millicent, duquesa de Southerland (1904)

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C. Corot, La soledad, Recuerdo de Vigen, Limusín  (1866)

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Berhe Morisot, El espejo psiqué (1876)

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Roy Lichtenstein, Mujer en el baño (1963)