domingo, 22 de marzo de 2015

Dioses, héroes y atletas

Cinisco de Mantinea (obra de Policleto)
En el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, situado en la muy bella Alcalá de Henares, y de forma gratuita se puede visitar esta exposición hasta el 26 de julio, y comprender de manera muy clara la extraordinaria importancia que ha revestido para la cultura actual la idea del cuerpo en la Grecia antigua, a través de sus diversas secciones (El cuerpo de gimnasio, La invención del desnudo, Dioses, atletas y héroes, El desnudo femenino, La fealdad, la burla y la caricatura y El desnudo en las Academias).

     


 La imagen del cuerpo que inventaron los griegos se concibió como un vestido, pero sólo para los varones, griegos, libres y con cuerpos ejercitados a diario en gimnasios y palestras. Su imagen no es distinta de la de los dioses, y de hecho héroe es el varón que consigue la inmortalidad por medio de la gloria y la alabanza de los poetas y de los artistas.



Kuros de Ptoion


       La fealdad es, en cambio, la antítesis de lo bello, provoca burlas o espanto y se asocia a esclavos, viejos, bárbaros, o seres deformes, frente al ciudadano ideal.

Esclavo de comedia


Escena de los Cabiros de Tebas (finales del s.V- comienzos del IV a.C.)

Hasta el siglo IV a.C. no aparecerá el desnudo en la mujer, y con intenciones muy diferentes. Praxíteles desnudó a Afrodita, y porque iba a tomar un baño. En una mujer normal, sólo habría cabido el desnudo en una hetera.


Imágenes: R. Mariño (CC BY NC ND)

Otra exposición relacionada con la belleza y el cuerpo humano es la que tendrá lugar entre el 26 de marzo y el 5 de julio en el British Museum de Londres: Defining beauty: the body in ancient Greek art, acompañada de varios eventos.





jueves, 19 de marzo de 2015

Padre es el que ha criado

       Padre es el que ha criado, y no el padre que ha engendrado.

     Palabras son de Menandro (Sentencias 647), tal vez extraídas de su comedia Los hermanos, y me he acordado de ellas por celebrarse hoy el llamado "Día del Padre"´, el cual según asegura hoy un diario no fue invento de Pepín Fernández, director de las desaparecidas Galerías Preciados, sino de una maestra de escuela conocida como Nely, corriendo el año de 1948 y como contrapartida del "Día de la Madre".

       Pensando en ejemplos míticos de relación entre padre e hijo, más que en Peleo y Aquiles o en  Héctor y Astianacte (que poco tiempo tuvieron para tratarse), me han venido a la mente algunos a los que calificaríamos, en tiempos modernos, de padres dignos de mención,  especialmente por cuanto criaban en casa como si tal cosa hijos que sabían no eran suyos, haciendo buena la sentencia de Menandro. No es difícil imaginar de quién eran aquéllos, con frecuencia, hijos "biológicos", teniendo en cuenta que el principal especialista en engendrar criaturas sin tener en cuenta los imperativos de la paternidad responsable (no se había inventado el concepto) era el dios Zeus. Pero de tener que dar la palma a alguno de esos padres, no ha de ser a Anfitrión (cuya primera intención al enterarse de que Zeus había seducido a Alcmena fue castigarla, como si ella tuviera la culpa de convertirse, pasado el tiempo necesario, en madre de Heracles)  sino a Tindáreo, cuya esposa, Leda, le dio de una vez cuatro hijos: una pareja de su sangre (Cástor y Clitemestra) y  otra del níveo seductor  (Helena y Pólux), que se sumaban a otros pequeños que ya corrían por el palacio de Esparta.

Tindáreo observa asombrado el nacimiento de Helena- Paestum


        Otro candidato al puesto de "mejor padre" es Pólibo, el rey de Corinto que crió a Edipo. Pero esa historia queda para otro día.

domingo, 15 de marzo de 2015

La mitología es un cisne que no deja de cantar

       Y no me refiero al ave en que se transformó Zeus para seducir a Leda -animal que en lugar de perder el tiempo haciendo alardes vocales debió de actuar con presteza, por si la despistada mortal entraba en dudas sobre qué estaba sucediendo exactamente en medio de tantas plumas-, sino a uno de los temas más recurrentes que aparecen en los cuadros de los pintores, herederos de David y de Ingres, que la Fundación Mapfre presenta en Madrid hasta el 3 de mayo como parte de la excelente exposición El canto del cisne. Pinturas académicas del Salón de París. Colecciones Musée d´Orsay,  la mitología clásica, que, lejos de entonar a comienzos del siglo XX su último canto, ha continuado siendo objeto de la atención de muchos artistas hasta nuestros días.

W. A. Bougereau, El nacimiento de Venus
  
     La mitología, y la antigüedad clásica en general, lógicamente relacionada con las inquietudes de los propios pintores de la segunda mitad del XIX y comienzos del XX, está presente en muchas de las diez secciones de la muestra, y especialmente en La Antigüedad viva, ¿Un desnudo ideal?Paisajes soñados, El mito: la eternidad de lo humano en cuestión y Hacia una nueva mirada. Aquí pueden verse algunas de nuestras obras favoritas.


A. Böcklin, La caza de Diana



A. Cabanel, El nacimiento de Venus




G. Moureau, El rapto de Europa


H.L. Lévy, Edipo exiliándose de Tebas



E. Lévy, La muerte de Orfeo


A. Séon, Orfeo

G. Moreau, Jasón y Medea


A. Cabanel, Ninfa raptada por un fauno

J. LeBlanc Stewart, Ninfas de Nisa


domingo, 8 de marzo de 2015

¿Compartir tareas? (en el Día Internacional de la Mujer)

ELECTRA.- Oh negra noche en que me dirijo al río, en busca de agua, llevando este cántaro apoyado sobre mi cabeza (no porque haya llegado a tal punto de indigencia, sino para mostrar a los dioses los ultrajes de Egisto)...

LABRADOR.- ¿Por qué, desdichada, trajinas para mí y realizas esas tareas -tú que te criaste en el lujo- y no las dejas cuando te digo?

ELECTRA.- Te tengo por amigo semejante a los dioses, pues no te has insolentado en mi desgracia. Gran suerte es para el hombre encontrar en la desgracia un alivio como yo tengo en ti. Pero precisamente debo compartir contigo voluntariamente las tareas, aligerando tu trabajo en la medidad de mis fuerzas para que lo soportes mejor. Ya tienes bastante con tus labores del campo; el de la casa debo disponerlo yo. A un trabajador que vuelve del campo le resulta agradable encontrar todo bien dispuesto.

LABRADOR.- Si así te lo parece, marcha. En realidad la fuente no está lejos de casa. Yo al amanecer llevaré los bueyes al campo para sembrar los surcos. Que ningún gandul, por más que tenga siempre a los dioses en su boca, podrá reunir el sustento sin esfuerzo.

(Eurípides, Electra 54 ss. -texto abreviado-, traducción de José Luis Calvo Martínez, Gredos, Madrid 1978)

      Ya antes del amanecer, Electra, hija del rey que fue jefe de los griegos en Troya, está levantada y dispuesta a realizar el primer cometido de las mujeres de condición humilde, y de las esclavas: ir en busca de agua. Luego esperan las tareas domésticas.
        Años después del asesinato de su padre a manos de Clitemestra y su amante,  ha sido casada por instigación de Egisto con un campesino para impedir que engendre hijos nobles que puedan acabar convirtiéndose en vengadores de Agamenón. El campesino es un hombre de inferior categoría, sí, pero, aún teniendo derecho a ello, nunca la ha tocado. Electra se lo agradece compartiendo sus tareas, para que soporte mejor la vida del hombre obligado a ganarse el sustento. Repartir el trabajo entre cónyuges, en una obra del 413 a.C., algo que nos suena tan moderno...



    Sin embargo, no hay que engañarse. Electra es de sangre real, una princesa criada entre siervos, una verdadera hija de su padre (y de su madre, la resuelta -y por ello, varonil- Clitemestra). Hemos perdido en esta Electra euripidea (la más moderna de todas las Electras) la que habría podido servir de modelo mítico para un más equitativo reparto de tareas entre hombre y mujer. Y no sólo por las manifestaciones que vierte más adelante sobre el cadáver de Egisto (vv. 930 ss.): Es feo que sea la mujer, y no el hombre, quien mande en una casa. Aborrezco a los hijos que en una ciudad no reciben el nombre de su padre, sino el de la madre. Cuando un hombre casa con mujer notable y superior a él no se habla del hombre, sino de la mujer. Mucho mejor sería nuestra opinión de hombres y mujeres del siglo XXI sobre Electra si no hubiese declarado expresamente que compartía trabajos no porque haya llegado a tal punto de indigencia, sino para mostrar a los dioses los ultrajes de Egisto. Electra necesitaba justificar aún más la necesidad y justicia de la venganza. Y conseguir, en segundo lugar, el único fin de su existencia. Porque una vez muerta Clitemestra a manos de sus hijos, Orestes y Electra, la muchacha teme que nadie la quiera en el futuro como esposa...
      El problema lo resuelve la oportuna aparición de Cástor, uno de los hermanos de la difunta reina: que Orestes abandone la ciudad (Argos) y que el amigo de éste, Pílades, se case con la joven, aún virgen, y cargue de riquezas al campesino, que se queda sin mujer. El matrimonio humilde es historia. La princesa dejará de trabajar. El arte no es la vida. Ni el siglo V a.C. el nuestro.

       En este Día de la Mujer rompo una lanza por el labrador euripideo, cuya sensibilidad ya querrían para sí muchos maridos del mundo actual...