Al llegar a su término 2012, aunque algunos temieran no verlo y se hayan dejado buena parte de sus dineros en algún resort de la Riviera Maya o subidos a un monte de aspecto más o menos mágico para entrar con mejor pie en el más allá, debemos desear que se cumpla para ir a mejor la célebre afirmación de Heráclito: Todo fluye, nada permanece. Que no nos bañemos dos veces en el mismo río en que se ha convertido esta situación en que estamos inmersos, oscura, como el sobrenombre que recibió por otros motivos nuestro estimado filósofo. Que 2013 presente el aspecto del templo de Afrodita en la ciudad a la que dio el nombre al comienzo de la primavera.
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