viernes, 18 de marzo de 2022

Amazonas

     Descendientes de Ares, el dios de la guerra, eran las Amazonas, mujeres guerreras que vivían en los límites del mundo conocido por los griegos, sin estar sometidas ni en lo privado ni en lo colectivo a varón alguno: a su cabeza se encontraba una reina, se bastaban a sí mismas, cazaban, luchaban, montaban a caballo, empleaban hombres para las tareas serviles, se unían a extranjeros ocasionalmente para reproducirse, criaban a su lado únicamente a sus hijas y, junto a Ares, su divinidad predilecta era, naturalmente, la guerrera y cazadora Ártemis. Algunos atribuían a las Amazonas la fundación de Éfeso (donde estuvo el templo de Ártemis, considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo) o de otras ciudades de Jonia. 

                                                 Amazonas (Mausoleo de Halicarnaso, Museo Británico)
                                   
 
 
        Se  decía de ellas que mataban o mutilaban a sus hijos varones, o que se eliminaban un seno para que no les estorbase en el manejo del arco, de donde vendría su nombre: “sin (a-) pecho (mazós)”. Sin embargo, en el arte se las representa con una túnica corta y uno de sus pechos al descubierto, además de armadas y, ocasionalmente, con pantalones como los de los escitas.

Amazona (Museo Arqueológico de Tarento)
 
        El lugar en el que el imaginario de los griegos situaba tan temible “mundo al revés”, se encontraba a veces en las laderas del Cáucaso, o en Tracia (residencia predilecta de Ares), o en Escitia, o Capadocia. Hasta tal reino se dirigieron, mal de su grado, algunos héroes griegos como Belerofonte, por orden del rey Yóbates que deseaba su muerte; Heracles, cuando tuvo que conseguir, como uno de los doce trabajos encomendados por Euristeo, el cinturón de Hipólita, el símbolo de su condición de reina de las amazonas;  y Teseo, que acompañaba a Heracles y se enamoró de Antíope (o Hipólita), a la que supuestamente raptó y con la que tuvo el hijo que ha dado título a una de las más bellas tragedias de Eurípides, Hipólito. 
 
         En cuanto a las leyendas que se crearon en torno a Alejandro Magno, una relata que la reina Talestris quiso tener un hijo con el rey macedonio, por considerarle un varón a su altura, pero él no accedió. Por su parte,  Dioniso sometió a las Amazonas durante su conquista del este, aunque con el tiempo se las consideró aliadas del dios, y no enemigas.


                                                    
                                                Amazona (Museo Arqueológico de Ancona)
 
         Para los griegos de época clásica y su sociedad patriarcal, las mujeres que no cumplen el papel que se les ha adjudicado (sumisas esposas, hijas, heteras o esclavas) se convierten en una severa amenaza y un mal ejemplo para las de su sexo, y de ahí el enorme interés mostrado en representar en templos u otros edificios monumentales o en la pintura de vasos el resultado de las batallas que los griegos han mantenido con ellas y en las que siempre han resultado vencidas: dos buenos ejemplos de Amazonomaquias son la del Partenón (metopas del lado oeste) y la del Mausoleo de Halicarnaso, pero hay muchíimas más.
 
                                   
Amazona y griego (Museo Arqueológico de Corinto)

        Dos célebres derrotas sufridas en su reino fueron resultado de sus enfrentamientos con Belerofonte y con Heracles. Hipólita había accedido voluntariamente a darle a este último su cinturón, pero la malvada Hera, que odiaba a Heracles desde un nacimiento, hizo creer a las Amazonas que raptaban a su reina y en la refriega murió la propia Hipólita. 
 
        Otras dos derrotas tuvieron lugar fuera de su tierra: a Atenas se desplazaron las Amazonas para vengar el rapto de Antíope, y acamparon en la colina de Ares (donde se situó el tribunal que tiene su nombre, Areópago), pero Teseo las venció, mientras que a las órdenes de la reina Pentesilea fueron en auxilio de los troyanos, pero Aquiles la mató, surgiendo en él, según Tersites (el griego más deslengüado de cuantos fueron a Troya), una pasión fulminante por la Amazona en el mismo momento en que ella expiraba. 
 
Aquiles y Pentesilea (Museo Británico)

        En Atenas se interpretaba una ceremonia que tenía lugar durante el Pyanopsion (literalmente, "el tiempo de comer habas", mes que se extendía entre la segunda mitad de octubre y la primera de noviembre) como un sacrificio en honor de las Amazonas caídas allí.
 
                     Amazonomaquia (Museo Arqueológico del Pireo)
 

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