Desde Sófocles a nuestros días han pasado muchísimos siglos, pero Edipo no ha dejado de despertar la conmiseración de quienes lo reconocemos como paradigma de la fragilidad del ser humano y de la imposibilidad de resistirse al destino, y únicamente el talento de Les Luthiers es capaz de despertar alguna sonrisa ante la tremenda historia del niño al que atravesaron los pies para conducirlo a la muerte.
Dos son las tragedias conservadas de Sófocles que lo tienen por protagonista: Edipo Rey y Edipo en Colono.
La primera es, tal vez, la tragedia perfecta y el más temprano ejemplo
de investigación detectivesca, con resultado terrible, pues quien busca a
un asesino resulta ser el propio asesino.
La madre de Edipo es Yocasta, y su padre Layo, rey de Tebas. Un
oráculo había predicho a éste que si engendraba un hijo moriría a sus
manos, de manera que cuando nació Edipo ordenó exponerlo para evitar que
se cumpliera la funesta maldición. Pero el pastor encargado del cruel
encargo se apiadó del recién nacido y se lo entregó a otro pastor,
quien, a su vez, se lo dio a Pólibo, rey de Corinto. Allí lo criaron
Pólibo y Mérope sin revelarle que era un hijo adoptado.
Pasados unos
años, en el transcurso de una disputa con otros jóvenes, se suscitan
dudas en Edipo sobre su identidad y, ante las respuestas evasivas de
Pólibo, acude a consultar al oráculo de Delfos sobre quiénes son sus
verdaderos padres. La Pitia le revela únicamente que matará a su padre,
se casará con su madre y sobre sus descendientes recaerá la desgracia.
Edipo piensa, ante las palabras de la Pitia, que Pólibo es su padre y
decide no regresar a Corinto tratando de huir de su destino. De camino a
Tebas, se encuentra con Layo. En el trascurso de una discusión, mata al
desconocido sin saber que se ha cumplido la primera parte del oráculo.
Al llegar a Tebas encuentra una ciudad de luto: un monstruo alado, mitad mujer y mitad león, la Esfinge, planteaba enigmas a los viajeros y devoraba a los que no sabían resolverlos. Edipo responde con acierto a la pregunta y el monstruo se precipita desde lo alto de su roca. La ciudad, agradecida, concede a Edipo la mano de Yocasta, la reina que acaba de quedar viuda y el trono de Tebas. La segunda parte del oráculo se ha cumplido también. De esta unión nacen cuatro hijos: Etéocles, Polinices, Antígona e Ismene.
Pasan los años y una peste se abate sobre la ciudad de Tebas.
Creonte, hermano de Yocasta, es enviado a Delfos para preguntar a la
Pitia cómo pueden librarse de la terrible enfermedad, y ella responde
que mediante el castigo del asesino de Layo. Edipo consulta al adivino
Tiresias y descubre, poco a poco, horrorizado que el asesino que busca
es él mismo, y que se ha casado con su madre. Yocasta se suicida al
darse cuenta de la verdad y Edipo se ciega con los broches que sujetaban
el vestido de su madre, abandonando Tebas para vivir como desterrado
con la única compañía de su hija Antígona.
Tras un largo peregrinaje, Edipo llega a Colono, una aldea del
Ática y es bien acogido por el rey Teseo. En un bosque sagrado de
Colono, Edipo muere tras negarse a volver a Tebas, a donde Creonte y
Polinices intentan llevarle tras conocer un oráculo según el cual los
dioses bendecirían la tierra que acogiera las cenizas de Edipo.
Nuevas desgracias se abatirán sobre los descendientes de Edipo y
otros miembros de su familia, los Labdácidas, y las conocemos por otras
tragedias: Etéocles y Polinices se darán muerte uno a otro luchando por
el trono de Tebas (Los Siete contra Tebas de Esquilo y Las Fenicias de
Eurípides); Antígona se verá forzada al suicidio por desobedecer la
orden de Creonte, el nuevo rey de la ciudad, y enterrar el cadáver de
Polinices (Antígona,
de Sófocles); Hemón, hijo de Creonte, se suicidirá al conocer la muerte
de Antígona, su prometida, y Eurídice, la esposa de Creonte, se quitará
la vida desesperada por la muerte de su hijo.
Antígona ante Creonte, Museo Británico (390-380 a.C.) |
Ni siquiera Ismene acabó con bien: fue asesinada por Tideo cuando se encontraba fuera de la ciudad en compañía del joven tebano al que amaba, Teoclímeno.
Una familia extinguida a causa de una culpa hereditaria: la de
Layo al matar al joven Crisipo, violando los sagrados lazos de
hospitalidad que le unían a Pélope, padre del muchacho.
Edipo Rey es la obra elegida por el Festival Européen Latin Grec de Lyon para celebrar el 25 de marzo de 2002 su primera lectura pública internacional, y vamos a participar en ella, reflexionando sobre si habría sido posible, de algún modo, salvar a Edipo, y con él a sus decendientes. Al fin y al cabo, también Zeus podría haber sido derrocado por un hijo suyo y lo evitó gracias a Prometeo. Aquí dejamos el audio, correspondiente a los versos 711 ss. de la tragedia. Edipo interroga a Yocasta sobre hechos pasados y su inquietud va en aumento.
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