Empecemos aclarando que nuestro concepto actual de enseñanza pública o privada es diferente al que podría sugerir el título de esta entrada a quien desconoce por completo cómo era la educación en Atenas y en Esparta, que era, por otra parte, algo destinado casi exclusivamente a ciudadanos varones (el caso de la Lesbos de la época de Safo podría ser diferente).
Fuera de Esparta, los griegos que se enorgullecen de educar de la mejor manera posible a sus hijos, en cuanto los niños son capaces de comprender lo que se les dice, les ponen inmediatamente esclavos en calidad de pedagogos para que cuiden de ellos. También se dan prisa en enviarlos a la escuela para que aprendan letras, música y gimnasia. Les ablandan los pies poniéndoles calzado y el cuerpo cubriéndoles con mantos, y les dan de comer todo cuanto piden.
La
educación en ciudades como Atenas es, pues, un asunto completamente
privado. El padre elige el maestro de su hijo y le
paga de su bolsillo; un niño pobre sólo aprendería a leer. El varón
pasaba su primera
infancia en el gineceo, entre las mujeres, donde le amamantaba su madre o
una nodriza y pasaba el tiempo jugando. Cuando ya tenía edad de ir a
casa del maestro, aprendía, como hemos dicho, letras, música y gimnasia.
El niño escribía primero con un punzón sobre una tablilla de madera
cubierta de cera; luego, con cálamo y tinta sobre papiro. En casa, el
pedagogo, un esclavo, repasaba con él la lección. Después de saber leer y
escribir, empezaba a memorizar largos fragmentos de los grandes poetas,
y aprendía aritmética con ayuda de un ábaco. La enseñanza de música y
canto correspondía a un maestro especial, y se aprendía a tocar la
cítara y un tipo de flauta, y, a veces, el arpa y el tambor.
A partir de los doce años, los
jóvenes atenienses empezaban a
ir a la palestra, divididos en dos grupos: niños (de doce a catorce
años) y jóvenes (de catorce a dieciséis) y totalmente desnudos
practicaban sus ejercicios gimnásticos bajo la dirección del pedotriba.
Licurgo, en cambio, ordenó que un
alto cargo político de Esparta tuviera poder sobre los niños,
observándolos y castigando con dureza al negligente. Estableció que los
niños anduvieran descalzos, para que se les endurecieran los pies, que
utilizaran un solo vestido en cualquier época del año para hacerlos
capaces de soportar tanto el frío como el calor, y que comieran lo justo
para ser esbeltos y altos, no gordos. Con esta severa educación, serían
capaces de conseguir por sus medios todo lo que se necesita para vivir.
Y cuando los niños espartanos entraban en la adolescencia, Licurgo les
impuso muchísimos trabajos, para no darles tiempo de holgazanear,
disponiendo que los que no cumplieran con sus obligaciones, no tendrían
ningún privilegio en el futuro.
La educación en Esparta es, pues, competencia del
estado, y desde los siete años los varones están sometidos a una dura
disciplina militar. El destino del varón es luchar en defensa de la
patria, y el de la mujer dar hijos al estado.
Por lo que se refiere a las niñas, cuya misión en la
vida era, tanto en Atenas como en Esparta, la de convertirse en futuras
madres, fuera de Esparta se las criaba dándoles de comer de forma
moderada y sin condimentos, y prohibiéndoles beber vino (o, como mucho,
mezclado con agua). Debían estar en casa, trabajando la lana y llevando
una vida apacible. Licurgo pensaba, en cambio, que para confeccionar
ropa basta con las esclavas y que para tener hijos robustos las niñas
debían ejercitar su cuerpo igual que los varones, instituyendo
también para ellas competiciones de velocidad y fuerza. Y había,
además, que alimentarlas bien.
Muchas gracias por la información. Me sirvió mucho para rellenar la información de mi trabajo de cultura clásica. Tanto la de esta página como la de este enlace: https://gabrielrosselloblog.wordpress.com/2017/04/23/la-infancia-y-la-educacion-en-esparta/
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