jueves, 28 de febrero de 2019

Bienvenido, marzo

       El último día de febrero preparamos la pulsera trenzada en blanco y rojo que en Grecia se llama martis (μάρτης), para atarla el primero de marzo en la muñeca y que nos proteja de los dañinos rayos del sol y de otros males que puedan acecharnos. 
         Este año el 1 de marzo no es lectivo en Madrid, de manera que tal vez este sea el primer bien que nos depare: tiempo libre para pasear y ver si funciona o no como filtro solar. 
       Dicen que esta tradición, de origen griego, está extendida en Albania, Bulgaria, la "Macedonia del Norte", Rumanía y Moldavia. Afirman también que su origen está relacionado con los Misterios de Eleusis, pues, según Nikos Politis, los iniciados se ataban la llamada κρόκη en el brazo derecho y el el pie izquierdo (aunque de estos misterios sabemos bien poco).

    

         Se puede llevar el martis hasta que acabe marzo, hasta que veas las primeras golondrinas (que sí hacen primavera) o hasta el Sábado Santo (de fecha variable). Incluso hasta que se te rompa sola (acontecimiento improbable, pues el hilo de algodón utilizado es egipcio). En cualquier caso, dejarla en un árbol o planta de flor como los rosales y que los pájaros usen los hilos rojos y blancos para hacer su nido es una forma bonita y ecológica de dejar sitio libre para la pulsera del año siguiente. Me consta que algunos de los portadores de mis martis han llegado a simultanear dos. Conservad la pulserita atada hasta acabar la EvAU y luego, como podría decir Marie Kondo (que hasta aquí tiene que salir), dejadla ir con gratitud.


         Feliz marzo.   

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