Estamos acostumbrados a oír a hablar del mito "de la media naranja", y sustituir la naranja por el huevo puede parecer una excentricidad, pero no lo es. Lee detenidamente el texto que viene a continuación, extraído del bellísimo diálogo sobre el amor que escribió Platón, y verás por qué.
Me divierte que, a propósito de este texto platónico, en algún artículo de revista se diga: "Debo resaltar aquí que, en ninguna de las tres ediciones traducidas de la obra consultadas, he encontrado que Aristófanes, cuando explica el corte que hizo Zeus, se refiriera a que fuésemos cortados como naranjas." La razón es evidente: los griegos antiguos no conocían las naranjas. Vinieron de Asia muchos, muchos siglos después (tal vez en el siglo XV d.C.).
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